Todos lo hemos visto. La tendencia estrella de esta época Covid -19 es cambiar de casa a otra con jardín, estancias más amplias, espacios que insuflen algo de libertad, porque el confinamiento nos ha hecho darnos cuenta de que, en muchos casos, nuestra casa se ha convertido en una especie de jaula en la ciudad, sin escapatoria. Y muchos han renunciado a su casa en la ciudad para comprar o alquilar otra en las afueras o en urbanizaciones con amplias zonas comunes. Perfecto. Pero, ¿qué ocurre cuando no hay presupuesto o posibilidad de cambio? Pues que siempre se presenta como una buena opción la idea de reformar la casa. Sin embargo, aunque según un estudio de la Unión de Créditos Inmobiliarios (UCI) de 2019, casi la mitad de los españoles estaría dispuesta a reformar su casa para hacerla más eficiente y confortable, no podemos obviar que el coste de las mismas no es bajo: entre los 30.000 y 40.000 euros de media en un piso de 100m2.

Sin embargo, una pequeña reforma no es tan cara y supone un avance importante hacia la eficiencia energética y el ahorro de hasta un 50% en las facturas del hogar. Un dato: los expertos calculan que aproximadamente 26 millones de viviendas pierden cada año más de 12.000 millones de euros en un derroche energético que podría evitarse con soluciones de rehabilitación energética adecuadas. Porque como dijo primero el escritor francés Gustave Flaubert y más tarde el arquitecto alemán Ludwig Mies van der Roche, “Dios está en los detalles”. Y los detalles pueden ser tan asequibles como sustituir los antiguos sistemas de calefacción, cambiar los viejos electrodomésticos por otros nuevos y eficientes, optar por usar energías limpias o sellar las puertas y ventanas.
Algunas ideas para empezar la transformación
Las reformas asequibles que se pueden acometer en una casa en pos de la eficiencia energética pueden ser esta:
Mejorar el sistema de calefacción. La idea es ir desechando lo antes posible los sistemas de carbón y gasoil para reducir al máximo el impacto en el medioambiente, y sustituirlos por los de gas, bomba de calor o suelo radiante. Estos nuevos sistemas suponen un impulso al uso de energías renovables y, además, un ahorro en las facturas de al menos un 35 %.
Cambiar los grifos. Los más eficientes son los termostáticos, porque permiten controlar la temperatura del agua y el caudal, pero son los más caros. Otra opción más asequible son los mononado, pero sólo si se instalan ahorradores de caudal; éstos pueden suponer un coste mínimo (entre 30 y 200 €).
Sellar puertas y ventanas. Parece algo muy simple, pero es altamente eficaz a la hora de proteger la casa contra las filtraciones de frío y calor. Sustituir las ventanas por otras con rotura de puente térmico puede suponer un 30% más de protección ante las inclemencias del tiempo. Eso sí, cada ventana puede llegar a costar unos 700 €, pero merece la pena porque, además de ayudar a mantener la temperatura ideal, nos aísla de la contaminación acústica.
Instalar sistemas de aislamiento térmico. Elegir suelos de madera con una base de aislante térmico y remozar paredes y techos con pinturas térmicas pueden suponer una mejora del 25%. Su coste oscila entre los 2.000 y los 3.000 € pero los beneficios de esta reforma son muy valorados.
Modernizar la instalación eléctrica. Aunque puede suponer un coste de en torno a 2.000 o 3.000 € en un piso de 100 metros cuadrados, es muy recomendable porque supone un gran ahorro de energía empezar a usar bombillas LED.
Renovar los electrodomésticos. Las nuevas etiquetas energéticas entrarán en vigor el 1 de marzo de 2021; se suprimen las A+, A++ y A+++ y se simplifica a una escala de siete categorías que van desde la A (el top de la eficiencia, aún no hay aparatos eléctricos que se ajusten a esta categoría) hasta la G (la menos eficiente). Sustituir los viejos electrodomésticos por otros más eficientes supone un ahorro del 25% del consumo.
Instalar paneles solares. Porque producir nuestra propia energía a partir de energías renovables es un paso gigante hacia la eficiencia energética. De hecho, el 78% de los edificios en España podrían estar preparados para instalar placas fotovoltaicas según un estudio realizado por Idealista.
Los datos hablan
Según estimaciones de la Asociación Nacional de Distribuidores de Cerámica y Materiales de Construcción (Andimac) y la Asociación Nacional de Empresas de Rehabilitación y Reformas (ANERR), el sector de la reforma crecerá un 13% respecto a 2020, si se cumplen las previsiones de recuperación sanitaria gracias a la vacuna contra la Covid-19, y llegará a facturar 60.000 millones de euros en 2021; de hecho, las reformas en viviendas ya hicieron que aumentara el negocio un 30% en 2020.
Pero, como hemos señalado al inicio del post, reformar es sinónimo de gasto, gasto bien invertido, pero gasto al fin y al cabo. Cuando un propietario no dispone de la cantidad de dinero requerida para acometer las reformas acordadas, una solución puede ser contratar un préstamo, pero sólo un 54% de la población estaría dispuesto a hacerlo. ¿Por qué el resto no? Por varios motivos, sobre todo económicos, ya que el 8% no puede asumir otro gasto mensual más en su planificación económica, el 21% directamente no puede afrontar un préstamo adicional y hay sólo un 8% que no lo hace porque está pensando en adquirir una vivienda eficiente.
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