Facturación Inmobiliaria

Resultados de facturación en 2019 de la consultoras y agencias inmobiliarias

Las previsiones sobre el comportamiento de la economía española para este 2020, con el efecto de la reciente sanitaria, serán los peores en más de una década. El promedio entre lo que auguran Eurostat, el Banco de España, el Fondo Monetario Internacional y algunos servicios de estudios señala una caída del pib que rondará el 10% y una tasa de desempleo que cerrará el año cerca del 20%. Números nada halagüeños para el desempeño que, probablemente, tendrá el sector inmobiliario durante este ejercicio, y más si lo comparamos con el resultado de 2019, donde, según el Observatorio Sectorial DBK de Informa (filial de CESCE), la facturación conjunta de consultoras y agencias inmobiliarias sumó 2.555 millones de euros, lo que supone un crecimiento interanual del 3%.

A pesar de estos datos, la tendencia positiva de años precedentes, donde se consiguió incluso alguna tasa de dos dígitos, como en 2018, se ha cortado, adelantando el inicio de una desaceleración en el mercado inmobiliario que la pandemia ha terminado por acentuar. Las agencias concentraron el 87% de la facturación total, hasta los 2.215 millones de euros y un aumento del 2,5% (11 puntos menos que lo logrado en el año anterior), mientras que las empresas de consultoría inmobiliaria ingresaron 340 millones, lo que significa un incremento del +6,3%, en línea con lo ocurrido en ejercicios precedentes.

Estos datos, recogidos en el estudio ‘Sectores basic “Consultoras y Agencias Inmobiliarias”’, se suman a los propios del mercado inmobiliario residencial, que durante 2019 experimentó un descenso en el número de transacciones de viviendas libres del 2,5%, o, lo que es lo mismo, 545.000 operaciones. En valor monetario, contabilizaron algo más de 86.000 millones de euros, es decir, un repunte del 2,7% con respecto al año anterior. En el segmento no residencial, el informe significa que continúa apreciándose una tendencia positiva de la actividad en casi todos los segmentos, aunque con un cierto freno con respecto a ejercicios anteriores.

En cuanto a la estructura empresarial del mercado inmobiliario en España, el informe sugiere que se caracteriza principalmente por compañías pequeñas con menos de seis empleados (el 96,3% entra en esta definición). Por su parte, las entidades con mayor especialización en consultoría inmobiliaria adquirieron en 2019 una mayor dimensión media, principalmente porque se ha producido una concentración creciente del negocio. En conjunto, las empresas con actividades inmobiliarias por cuenta de terceros, que sumaban más de 55.000 en enero de 2019 (un 8,6% más que en el ejercicio anterior), obtuvieron un moderado descenso a lo largo del año, si bien algunos de los principales operadores ampliaron el tamaño de su red de oficinas.

Previsiones para 2020

Una de las consecuencias directas de la reciente crisis sanitaria es que el frenazo económico se traducirá en un repunte considerable del desempleo, que es tradicionalmente uno de las mayores hándicaps que existe para el normal desarrollo del mercado residencial, por causas que van desde la menor renta disponible en manos de las familias hasta una mayor aversión al riesgo, es decir, un cóctel propicio para decidir posponer para el futuro cualquier decisión sobre, por ejemplo, un cambio de vivienda.

En el sector inmobiliario, es posible que algunas agencias inmobiliarias se vean abocadas al cierre, aunque aquellas que prestan buen servicio, gozan de una situación financiera estable y estén capilarizadas por el territorio tendrán mayores posibilidades de salir adelante e, incluso, de ganar cuota de mercado. Según datos del Consejo General del Notariado correspondientes al mes de marzo, la compraventa de vivienda se redujo un 37,5% interanual en España, dato que es probable que mantenga esa misma tendencia en abril y mayo (los meses de confinamiento). Hay que esperar a ver cuántas inmobiliarias habrán podido aguantar el tirón con la liquidez suficiente como para afrontar la desescalada y la vuelta a la actividad.

Curiosamente, en el mercado hipotecario la situación es mucho más liviana que en recesiones anteriores. En un contexto general de tipos de interés bajos, las condiciones que ofrecerán los bancos a los clientes no parece que deban endurecerse en los próximos meses, aunque sí que es probable que se incrementen los requisitos económicos para poder acceder a una. De todos modos, la situación del sector financiero está mucho más saneada que hace doce años, y eso debería ser por sí solo un elemento dinamizador para el sector residencial o, por lo menos, amortiguador de las probables caídas en el número de operaciones que se espera para este año.

Entre los retos inmediatos para el sector, la palabra clave parece ser la digitalización, es decir, que los profesionales deriven virtualmente todos los servicios con los clientes que sean posibles, mientras, en paralelo, les faciliten online las gestiones que conlleva una transacción inmobiliaria. La incertidumbre conllevará una labor más intensa de mediación para concretar el éxito en operaciones inmobiliarias, pero, también, es probable que los usuarios entiendan mejor el valor añadido que se les proporciona desde el sector.